Nazanin Armanian

publico.es

Solas o juntas, las instituciones financieras que reinan el mundo material, y las religiosas que hábilmente explotan la fe de los creyentes y siguen con el negocio del ladrillo vendiendo parcelas del cielo, han reducido en cenizas (y en un abrir y cerrar los ojos) los derechos de la mujer conquistados durante décadas. Los brutales recortes en los sueldos y en los servicios sociales han convertido a millones de trabajadoras en esclavas del hogar y/o del empresario. En otros rincones del mundo son además víctimas de los fanáticos religiosos y de los “salvadores” que les lanzan bombas y misiles para que junto a sus hijos “descansen en paz” y se liberen de la angustia de vivir bajo el dominio de los dictadores.

Hagamos un repaso:

• Arabia Saudí, una potencia mundial amiga íntima de las “democracias occidentales”, es el peor país en el índice de la brecha de género. Está por encima de Egipto, el principal país árabe, y de Irak, el mismo país ocupado, liberado y democratizado por la OTAN, donde decenas de miles de mujeres perdieron la vida durante el embargo o los bombardeos, se han quedado mutiladas, y hoy siguen siendo secuestradas, violadas y vendidas en el negocio colateral de las guerras que es la trata de mujeres.

• China, que ocupaba el puesto 116 en el ranking de la brecha de género en 1994, ascendió al 20 en el 2000, sacudiendo las milenarias estructuras patriarcales y convirtiendo a decenas de millones de mujeres en el sostén de la familia. Eso sí, unas 150.000 jóvenes que no pudieron realizar sus sueños al ser víctimas de la perversa combinación de la pobreza y las humillantes tradiciones oscuras machistas, se quitaron la vida. En el país vecino, la India, el problema siguen siendo las violaciones colectivas y continuas a las mujeres. La ideología patriarcal y las privaciones sexuales de los hombres de una sociedad de falsa espiritualidad y puritanismo son algunos motivos de este mal.

• En la mayoría de los países musulmanes la mujer como colectivo es considerada por la ley como menor de edad de la cuna a la tumba. Siempre está necesitada del permiso de un tutor varón para salir de casa, estudiar, trabajar, viajar e incluso hospitalizarse. Es como “medio humano”, con el criterio de que el hombre es un humano completo. Con este cálculo, ella es un cero a la izquierda, y su testimonio por ejemplo es nulo. Si se arman de valor y rompen los tabús milenarios para denunciar su violación, serán castigadas de por vida a servir a su agresor (ver: Dormir con el enemigo), y criar a sus hijos, bajo el mismo techo que el delincuente. Muchas hacen lo que hizo la marroquí de 16 años Amina Filali: suicidarse.

• En Israel, ellas luchan por “viajes libres”, intentando poner fin a la segregación de género en los autobuses urbanos o espacios sagrados, y exigiendo que la humillación de la mujer sea tipificada como delito.

• Con el lema de “somos egipcios y no mujeres”,las activistas han pedido a las misóginas autoridades de Egipto que se olviden de su condición de género, y por un país prospero les miren como un ciudadano más. En esta misma línea, las mujeres de Arabia Saudí han lanzado el siguiente mensaje a los fabricantes de coches: “Podemos comprar sus automóviles, y para ello deben apoyar nuestro derecho a conducir”.

•  100 millones de niñas son “ausentes” por el infanticidio femenino practicado, principalmente, en China e India.

• Las mujeres de Oriente Próximo tienen la tasa más baja en actividades económicas (el 15%) y Arabia el nivel más bajo del mundo (5%) . Que en este último país ellas necesites a un varón para emprender un negocio es el motivo de que incluso las mujeres ricas prefieran vivir de los intereses bancarios que poner en marcha un negocio.

• Ruanda es el país con mayor numero de diputadas. Son un 63,8% del total. En Cuba, el 48%; en España, el 36%; y en EEUU, el17% .

• En China, de los 27 ministros sólo tres son mujeres. En EEUU ocho y en Rusia, dos.

1001 formas de violencia contra la mujer

Si en algo la mente de los humanos se distingue de otros animales es, sin duda, en las ingeniosas y renovadas formas de hacer daño a los más débiles tilizando primero la fuerza —con o sin armas— y luego, el poder en todas sus dimensiones. La violencia generada por los privilegios del hombre, instalada en las relaciones del poder y legitimada por las religiones, cosifica a la mujer y justifica su sometimiento, igual que a los esclavos y a los animales. Se trata de una primitiva jerarquía del poder.

Estos son algunos ejemplos:

• Unas 5.000 mujeres son asesinadas cada año en Pakistán, India, Jordania, Palestina y las regiones kurdas por sus parientes varones para salvaguardar su “honor”.

• Según Amnistía Internacional 140 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilación genital y la cifra va en aumento. En Egipto, el 97% de las mujeres la han sufrido. Esta práctica nacida en África se extiende por Asia avalada por la emigración y las supersticiones religiosas.

• De las 500.000 mujeres que pierden la vida en los abortos inseguros 70.000 son niñas y forman parte de las 215 millones de mujeres que no tienen acceso a los métodos anticonceptivos. Y un dato para los que solo piensan en términos de rentabilidad: Reducir el embarazo adolescente en un país como India aunque sea en un 10% podría sumar 760 millones dólares a la economía del país, afirman los expertos.

• No forman parte de las estadísticas de víctimas de la pedofilia las 50 millones de menores de 15 años que son casadas de forma legal. En Europa son Georgia, Turquía, y Ucrania los países con mayor tasa de este tipo de matrimonios. La pregunta es: ¿Dónde están los organismos internacionales y esta “comunidad internacional” que en menos de un minuto es capaz de reclutar a medio mundo para hacer desparecer a países y naciones enteras en sus guerras, pero permite que suceda tal barbárie? Estos mismos conflictos bélicos o la pobreza nacida de un mercado salvaje son responsables de que un padre entregue a su hija de 7 o 10 años a un hombre enfermo y perverso, eliminando así una boca de una mesa vacía y a menudo por un puñado de billetes arrugados.

• Las mujeres son las principales productoras y elaboradoras de alimentos y quienes vigilan que toda la familia coma, pero carecen de voz para tomar decisiones sobre la tierra y los alimentos. Según la ONU, si ellas gestionaran este proceso, el hambre bajaría hasta el 30% a nivel mundial, y aumentaría el nivel de la salud y educación de sus hijos. Para más inri, la mayoría de los que duermen con el estomago vacío son mujeres.

•  Alrededor de 1.171.500.000 mujeres, una tercera parte de la humanidad, ha sufrido abusos o han sido agredidas sexualmente o ambas cosas. De ellas 150 millones han sido menores y aunque los medios occidentales destacan los casos de la India, 22 millones de mujeres y 1,6 millones de niños y hombres han sido violados en Estados Unidos. En este país de los pistoleros la apología a una violencia masculina alcanza hasta las universidades: una de cada cinco mujeres estudiantes es agredida en el mismo campus. En Canadá, unas 427.000 mujeres mayores de 15 años denunciaron en un año agresiones sexuales, y eso que solo denuncia una de cada diez.

• Las relaciones homosexuales, que son ilegales en unas 70 países, en algunos son además duramente castigadas por el Estado o por la familia y la sociedad.

• El 80% de de los 44 millones de personas forzadas a dejar sus hogares son mujeres y niños. Podría haber más, pero en ocasiones, los hombres del grupo han encerrado a las viudas y sus hijos para impedir que huyeran de la zona de la guerra sin un tutor varón. O ellas se quedan para cuidar de los mutilados y ancianos que no pueden irse. Durante los últimos conflictos armados como el de Sudán del Sur —cuya tierra empapada de petróleo y de sangre y dolor fue independizada por la OTAN hace poco a pesar de que ya nadie habla de su tragedia—, la República Centroafricana, Siria o Libia, miles de mujeres con sus vidas destrozadas han sido violadas en el camino de su éxodo o incluso en los campos de refugiados. ¡Cuánta barbárie en unos, cuánta capacidad de aguantar el sufrimiento en otros!

La buena noticia es que en los tres últimos años las pocas activistas de derechos de la mujer de antes se han multiplicado por millones y además no solo exigen la igualdad sino también los derechos de la ciudadanía: Sanidad y Educación públicas, universales y gratuitas, transparencia o pensiones justas.

A pesar de la compleja relación entre la sexualidad, nacionalidad, cultura y religión, es imprescindible construir un feminismo transnacional para coordinar las acciones contra el peligroso asalto de la ultraderecha de todos los credos y pieles a las conquistas de la humanidad civilizada. Desmontar la alianza global misógina requiere una lucha organizada y coordinada a nivel de cada continente y a nivel global.