Extracto del artículo “Libia y el “social imperialismo”: dos años después” (http://www.nazanin.es/?p=10292, del 27-octubre-2013 )
Derrocar a un aliado
Libia, el país del milenario pueblo Libu, habitado por un centenar de tribus árabes y bereberes, de religión musulmana sunita, experimentó un giro radical en su política a partir del fin de la Guerra Fría. Muamar Gadafi, un dictador y un férreo anti comunista, empezó a coquetear con Occidente: en 2002 pagó unos 2.940 millones de euros a las víctimas de Lockerbie (a la vez que negaba su implicación en el atentado) y aceptó “la legalidad internacional, pese a que esté falseada e impuesta por EEUU”. El nombre de su país estaba incrustado en la lista del Eje del mal y en el ataque devastador angloamericano a Irak en 2003, hacía pedagogía del terror. Aceptó desarmarse —por las presiones de Israel, país con armas nucleares, biológicas y químicas—, para pasar a ser comprador de armas a los mismos países que años después bombardearían su indefenso país. [Pasa lo mismo con Siria. Ningún dictador es mínimamente inteligente, sino no sería dictador]. Entre 2005 y 2009 Europa le vendió 834,54 millones de euros en armas (España, 2.000 millones). Colaboró con la “guerra contra el terror” de la CIA llenando sus cárceles con personas sin ningún derecho a defenderse. Los bancos occidentales, que le recibían con la alfombra roja e implantaban su haima en los palacios, estaban haciendo su agosto con los depósitos de Libia. Para colmo, el líder de la república “socialista” libia financió al candidato de la extrema derecha francesa, Nicolás Sarkozy.
Cierto. Estamos ante un personaje complejo que, por desgracia para los analistas maniqueos, abundan en el Sur. Dictadores autoritarios o totalitarios y nacionalistas —que se encuentran fuera de la órbita de EEUU—, pero comparten la cama con otros imperialistas: Reino Unido, Alemania o Francia.
Aun así, EEUU decidió matarlo (recordad el “Vini vidi vinci” de Hillary Clinton) porque:
1. Occidente tenía más miedo a un Gadafi capaz de usar el “poder blando” que al Gadafi “loco”.
2. Aplastar la futura Primavera Libia, antes de que se complicara la situación, como sucedió en Egipto. En Libia, EEUU no tenía ninguna influencia sobre el ejército y no podía recurrir a un golpe de estado.
3. Gadafi no se convirtió en un títere. Además, su carácter imprevisible generaba inseguridad para sus planes militares y económicos en África. Dijo Marco Rubio, el senador republicano estadounidense que su “interés nacional pide la eliminación de Gadafi del poder”. Había bloqueado las oportunidades de EEUU en Libia. Bechtel (gigante en ingeniería) y Caterpillar (fabricante de equipos de construcción) habían sido excluidas en favor de las compañías rusas, chinas y alemanas. Ya en septiembre de 2011, el embajador de EEUU, Gene Cretz, anunciaba que un centenar de empresas de su país planeaban hacer negocios en Libia post Gadafi. También, el secretario de Defensa británico Philip Hammond, nada más asesinar al líder africano, invitó a los empresarios a ir a reconstruir lo que la OTAN destruyó: eso se llama “capitalismo buitre” o “destrucción creativa”. La compañía General Electric sueña con ganar hasta 10.000 millones de dólares invirtiendo en el devastado país.
4. Proclamaba una África con una identidad política integrada, no dividida entre una “África blanca, civilizada mediterránea” y otra “negra bárbara”. Defendió su autosuficiencia, desligada de las instituciones financieras occidentales.
5. Contener el incremento del poder e influencia del propio Gadafi en el continente, que impedía la libre circulación del capital occidental por la región. Libia, bajo su liderazgo, tenía unos 150.000 millones dólares invertidos en África.
6. Fue visto por Washington como el principal obstáculo para el dominio militar de EEUU en África. 45 países se habían negado a ser sede de Africom. Ahora, Libia es una candidata para albergar el comando militar de EEUU. Además, la OTAN puede hacerse con el levante mediterráneo: sólo queda eliminar al sirio Bashar Al Asad para “atlantizar” la cuenca de este mar.
7. Se convirtió en el principal aliado de los BRICS, sobre todo de China. Los contratos de unas 70 empresas chinas cuyo valor ascendía a 18.000 millones dólares fueron congelados tras la guerra.
Rusia también perdió unos 4.000 millones de dólares en contratos de armas (ver Libia: un negocio de guerra redondo)
Aquí algun
os motivos reales de la guerra:
- La caída de Mubarak y Bin Alí generó en la OTAN el temor de perder la influencia en la estratégica Libia, que además es la principal reserva de petróleo de África. Ese “tesoro libio” por el que Francia e Italia se peleaban, es de alta calidad, fácil acceso y está cerca de los mercados europeos. Sarkozy, a pesar de la crisis económica, gastó 200 millones de euros en esta guerra, hizo de Napoleón y se lanzó a la batalla apoyando a los opositores del Consejo Nacional de Transición libio a cambio de recibir el 35% del petróleo. Además, soñaba con la segunda reserva mundial de agua dulce (la primera es el lago Baikal en Siberia) que está situada bajo la superficie libia. Las empresas francesas controlan el 40% del mercado del agua.
- EEUU y sus socios europeos no podían admitir que Gadafi impulsara un Fondo Monetario y una moneda africanos, perjudicando al dólar y al euro, sumidos en una profunda crisis. Es más, los bancos arruinados occidentales se hicieron con 150.000 millones de dólares y 144 toneladas de oro libios.
- Expulsar a China de Libia, de África. Unas 70 empresas chinas trabajaban en el sector de la construcción de puentes, infraestructuras de transporte y gasoductos. El actual gobierno ha suspendido sus contratos, abriendo su mercado a las empresas de construcción europea como Alcatel-Lucent o Total.
- Establecer el dominio absoluto sobre el levante Mediterráneo (sólo falta Siria).
De esa forma la Alianza Atlántica se estrenó en Africa. Libia dejó de ser el único país en el norte del continente no subordinado a EEUU. El Pentágono ya le ha integrado en el AFRICOM -sucursal de la OTAN-, a pesar de la protesta de Argelia. Desde allí, podrá observar y canalizar los cambios políticos que se producen en la región e infundir miedo en los ciudadanos que piden democracia para que vean que la guerra es peor que una dictadura.
Conseguido el petróleo libio (e iraquí), Washington no sólo podrá regular la cantidad y el precio del mismo en el mercado, sino imponer su voluntad a Irán –otro país petrolífero en la lista de ser asaltado-. Obama ha conseguido que Europa embargue el fuel iraní ahora que logra sustituirlo por el combustible libio e iraquí.
Libia puede ser somalizada: el país, desde que el régimen centralista, tirano, próspero y semi socialista de Siad Bare fue derrocado en 1991 por los clanes armados, se desintegra sumido en el caos. Ya es un estado fallido donde los “señores de la guerra” han provocado una crisis humanitaria descomunal. En Libia, hasta hace un año, no había hambruna, el 80 por ciento de la población estaba alfabetizado y tenía acceso a agua potable y a la sanidad. La esperanza de vida era de 79 años y la mujer tenía más derechos que en el resto de Africa.
El despotismo laico paternalista de Gadafi ha sido reemplazado por el totalitarismo y fanatismo religioso apoyado por los demócratas saudíes. Libia es el quinto país musulmán -después de Irak, Afganistán, Yemen y Paquistán- agredido por EEUU y sus aliados. En la lista también están Siria e Irán.
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/451/libia-un-negocio-de-guerra-redondo/