Amenaza de masacre de la comunidad Izadi (yazidi) de Irak por los terroristas del Estado Islámico (según Snowden, creado por la CIA:

https://www.youtube.com/watch?v=22Ues067uw4

Algo sobre esta comunidad:

Extracto del libro  “El Islam sin vel0” escrito por

Nazanín Armanian y Martha Zein. Planeta, 2009.España 

Ningún ángel ha tenido un papel tan destacado en las religiones semíticas como el “caído”, más conocido como “demonio”, uno de los más importantes de la corte celestial a causa de su rebeldía. Consciente de su poder, este ente toma sus propias decisiones, contradiciendo las de su superior, y esto le derrumba… Sin embargo, lejos de quedar desposeído se convierte en el símbolo del mal. Aunque las religiones monoteístas asignan  la representación de todo lo repudiable, hay grupos que le veneran, le consideran el contrincante de lo divino, la “otra” forma de ejercer el poder absoluto.

 

En el mundo musulmán estos “adoradores del diablo” se denominan izadíes, también conocidos como sheytân parast (“adoradores de Satanás”). Actualmente se encuentran repartidos entre Siria, Irak, Irán, Armenia, Turquía, y sus fieles no superan  60-70 mil personas.

 

Para ellos, Iblis es el ser más apreciado por la Divinidad. Su religión, una síntesis de creencias mithraitsa, babilónicas, mazdeistas, ritos armeniosy prácticas de origen islámico, tienen como símbolo a  Malek Tâwus, el ángel que se representa con la imagen de un pavo real. El término Malek, en árabe, significa “ángel o rey” y Tâwus “Pavo real”. Probablemente este segundo vocablo proceda del nombre del antiguo dios del Sol de Mesopotamia, Tamuz, y con el tiempo haya sufrido no sólo un cambio en  su trascripción sino también en su representación simbólica

 

 Sirva como ejemplo de estas influencias los gawwâl, ritos funerarios de los izadíes osetíos (kurdos de Cáucaso). Tal y como se puede comprobar en sus enterramientos, los pájaros son símbolos de la sabiduría divina, al igual que en las creencias mesopotámicas e iranio-persas. Lejos de adorar la oscuridad, cada mañana, al salir el rey del cielo, los yazdâníes o izadíes besan tres veces el lugar donde ha ciado su primer rayo, ya sea una roca o el tronco de un árbol. Haciendo gala de la influencia mithraista, sus fieles salvaguardan la celebración del nacimiento del Dios Sol, y festejan  en las fechas de 20- a 25 de diciembre, el solsticio de invierno.

Por lo que respecta al diablo, los izadíes argumentan su veneración de la siguiente manera: “si el diablo no quiso arrodillarse ante el Adán, fue porque creía que solamente el Todopoderoso se merecía tal veneración y no una criatura insignificante; además, como el Creador no es un ser débil, incapaz de eliminar el mal y a su representante, y si ha permitido que el Satanás existiera, es porque lo considera conveniente; por otra parte, Dios no puede haber creado El Mal, pues sería contradictorio con su Santidad”.

 

Es decir, no le adora por su posible condición de enemigo de Dios, sino por ser otra manifestación de la divinidad. En el izadismo no existe una fórmula para asignar El Mal, toda referencia a ello remite a la voluntad del Todopoderoso, de ahí que el diablo no tenga las connotaciones que podrían tener en otras religiones.

Esta creencia tiene una cosmogonía propia, una doctrina que va más allá de su relación con el diablo. Por ejemplo, la representación que esta corriente religiosa hace de la creación del mundo en sus libros sagrados Al Aswad (libro negro) y Al Jelwa (Manifestación) recuerda a la teoría científica del Big Bang: Fue una explosión en el “huevo cósmico”, antigua morada de Khodâwand, Dios en las lenguas iranias. Tras el estallido, sus partículas hechas de Luz se expandieron por todo el universo. Durante la misma, Khodâwand crea siete torres, de las que surgen las aguas y los mares, para luego crear el sol, la luna, las estrellas, y las plantas y, por fin, al ser humano, a quien fabrica con arcilla, idea original de los sumerios. 

En el siglo VII, y con la conquista de Kurdistán por las tropas del Islam, religión monoteísta que considera merecedores de la muerte a  aquellos que no creen en la unidad de Alá, éste culto kurdo decidió  admitir, al menos verbalmente, el monoteísmo sin renunciar a la esencia ecléctica de su credo. Aún así, han sido perseguidos por los fanáticos religiosos, acusados de ser seguidores de Yazid ibn Mu’âwiyya, el califa de Umayyad, (680-683), quien según la historia del Islam, asesinó al tercer santo del chiísmo, Iman Hussein, quien a la sazón era también nieto del profeta Mahoma.

Si este hecho puede ser veraz, no lo es acusar a los izadíes ser fieles a Yazid. Pues, pues se trata de un error fonético. Sus perseguidores olvidan que el nombre correcto de este credo es Yazdâníân o Izadíân (en lenguas iraníes significa “Ángelicanos”) y que nada tiene que ver con Yazid ibn Mu’âwiyya. En el mazdeísmo los ángeles se llaman Izad. Sin ir más lejos, la milenaria ciudad sureña del país Yazd, otra urbe “angelical”, sigue siendo el principal lugar de las concentraciones religiosas de los seguidores de Zaratustra…. Pero por mucho que lo expliquen, no vale de nada: se les sigue vinculando con aquel califa y eso les convierte en el centro de los ataques de algunos grupos chiitas.

Por increíble que parezca, esta inocente confusión “nominal”  ha sido una de las principales causas de la persecución etnico-religiosa que siguen sufriendo los integrantes de esta fe, y el principal motivo para que la mayoría de aquellos que habitaban en las regiones kurdas de Irak y de Irán hayan tenido que emigrar hacia Osetia, el Cáucaso y Alemania, donde precisamente se encuentra la comunidad más importante de los misteriosos izadíes.