Nazanin Armanian

Publico.es

Watching America

 

Obama Will Not Defeat Islamic State

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“Vamos a degradar y destruir al Estado Islámico, a través de una estrategia integral y sostenida de lucha contra el terrorismo”, dijo Barak Obama, con la mente puesta en las elecciones de noviembre al Congreso. Muestra ser un “tipo duro”, respondiendo a quienes le acusan de “indeciso” ante el terrorismo yihadista. El Pentágono califica el Estado Islámico (EI) como “una amenaza inminente” para EEUU, a pesar de que el año pasado, por ejemplo, solo 16 de los 21.490 civiles asesinados en actos terroristas (en Irak, Pakistán, Siria y Afganistán) eran estadounidenses. Sin embargo, los vídeos de ejecución de dos compatriotas han conseguido su objetivo: la mayoría de la gente ahora sí que apoya una intervención militar en Irak-Siria. Y de nuevo ¡que viene el Coco! y la milenaria formula miedo=>obediencia. ¿Cómo puede existir un Califato Islámico sin el reconocimiento internacional? El Estado declarado por los talibán en 1992 solo fue saludado por Arabia Saudí, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos, y desapareció. El EI es una criatura fabricada por el Pentágono como los talibán o la Contra nicaragüense y hay pocos en EEUU que lo nieguen. Eso sí, para justificar el conflicto preparado, dicen lo mismo que dijeron sobre los terroristas de Al Qaeda: se nos escapó del control. Pero, esos son los mismos a los que, cuando decapitaban y crucificaban en Siria, se les llamaba, perversamente, “rebeldes y disidentes”. Y, de repente, son presentados –como Al Qaeda y los talibán hace unos años- como una amenaza a nivel de la galaxia.

Los demócratas y los republicanos en su mayoría respaldan la guerra incluso sin la aprobación del Congreso, salvo algunos como el senador republicano Rick Santorum, un potencial candidato presidencial que no quiere heredar esta guerra que Obama insinúa que durará años, o el senador Bernie Sanders, que se opone a “la guerra perpetua y un pantano en Oriente Medio mientras decenas de millones de estadounidenses luchan por mantener la cabeza fuera del agua”.

El plan de Obama

No hay estrategia sino un plan contra el EI, que consiste en formar una coalición internacional aunque sea solo nominal, realizar ataques aéreos sobre Irak y Siria, y fortalecer a la milicia kurda y al ejército iraquí como fuerza terrestre para “derrotar y eliminar” al EI. Lo que significaría cortarles el suministro de armas y de dinero, matar a las decenas de miles de hombres armados y expulsar al resto del vasto territorio que han ocupado en no se sabe dónde, como si el EI tuviera el monopolio de cometer atrocidades: a los iraquíes, afganos o palestinos les faltan manos y tiempo para sepultar a sus seres queridos asesinados por las bombas Made in USA. Incluso hoy, los 150 ataques declarados de EEUU sobre las supuestas posiciones del EI han matado a tantos civiles que el nuevo primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, ha ordenado parar los bombardeos aéreos de EEUU.

Obama, para llevar a cabo su descabellado proyecto, necesitará enviar tropas a Irak y también bombardear Siria. Por otro lado, la “Estrategia Kurdistán” y armar a los kurdos leales supondría la “partición suave” de Irak, provocando una gran crisis en la zona, sobre todo con Irán y Turquía, con unos 20 millones de kurdos en su seno.

Una coalición inexistente

La Administración Obama, empujada a la nueva ronda de la Guerra contra el Terror, no ha podido hasta ahora formar una verdadera coalición para sus intenciones bélicas. Veamos:

• Rusia: a pesar de que Washington le ha invitado a unirse “porque el EI también es una amenaza para Rusia”, en realidad pretende neutralizar la oposición rusa al ataque preparado contra Siria en la ONU y hacerle cómplice de esa guerra. El Kremlin ya le ha advertido de que un ataque sin el consentimiento de Damasco o del Consejo de Seguridad de la ONU será una violación flagrante del derecho internacional (que solo permite el uso de la fuerza para defenderse de un ataque inmediato a su país –que no es el caso, ya que Siria está legalmente en paz con los EEUU- o con la autorización del Consejo de Seguridad, y en respuesta a una amenaza a la paz y la seguridad mundial, que tampoco lo es). Aún recuerda cómo Obama le engañó, utilizando la zona de exclusión aérea en Libia, para eliminar al jefe del Estado del país, el coronel Gadafi, uno de los enemigos férreos del yihadismo saudí.

• Israel: no aprueba la política de Obama al respecto y está de acuerdo con Henry Kissinger, que en su última aparición señaló a Irán como el principal problema de la zona, pues el EI no es más que un “grupo de aventureros con una ideología muy agresiva”. ¡Vaya coincidencia! Los yihadistas también han declarado que la lucha contra los chiítas–se refiere a Irán- es su máxima prioridad, que no Israel ni Palestina. ¿Es cierto que el Mossad entrena a esos decapitadores en Jordania, utilizando parte de los millones de dólares que recibe de EEUU religiosamente?

• Turquía: como socio de la OTAN y también por su cuenta–desde las redes de los servicios de inteligencia-, presta todo tipo de apoyo al Estado Islámico y a otras facciones de la insurgencia anti-Assad. Erdogan se frota las manos: por fin, Obama atacará Siria (y cumplirá con su frase de “ Assad debe irse”), pero él no atacará al EI. Su pretexto es tener la manos atadas por los 49 turcos secuestrados por el EI.

• Arabia Saudí: si Obama realmente quisiera acabar con el terrorismo suní, debería actuar contra el Pentágono y también contra Arabia Saudí, convertida en su cajero automático, según WikiLeaks y según Hillary Clinton. Si un grupo no recibe financiación, desaparece. Si no, ¿cómo el EI cuenta con cohetes antitanques M79 adquiridos por Riad? Tiran la piedra y esconden la mano, como lo hicieron en el caso de los muyahidines afganos, los talibán y Al Qaeda. Que la familia Al Sadud diga “sí colaboraré” con la coalición contra el EI solo es para desmarcarse de estos energúmenos de mala fama que decapitan a las personas en cualquier sitio y cualquier día: deben hacerlo como ellos, los viernes y en plazas públicas. Claro que los saudíes no van a destruir su ingeniosa criatura que acabó con Gadafi, ha puesto en jaque a Irán, ha destruido Irak y ahora le va a poner en bandeja la cabeza de Assad. Que Obama señalara al extremismo suní, que no a Irán, como el principal peligro para los regímenes árabes no les ha sentado nada bien.

• La postura de Jordania y Egipto ha sido la más sincera: no formarán parte de la coalición, pero seguirían luchando contra el terrorismo. ¿De cuál? ¿De los Hermanos Musulmanes, rivales de los wahabíes de Arabia Saudí?

• Siria: su presidente permitiría incursiones aéreas de la “coalición” sobre su país si son coordinadas con Damasco. ¿Tanta ingenuidad? ¡Que les pongan los vídeos de la muerte de Saddam y Gadafi! Sorprende, además, el desprecio por la vida de miles de civiles que morirían bajo esas bombas en las amplias zonas pobladas controladas por el EI. La intención de Washington no es rehabilitar a Assad, aunque su Gobierno es la principal fuerza que lucha contra el Estado Islámico. Con la idea fija de apoyar al enemigo del enemigo, EEUU financió y entrenó a los yihadistas anti-Assad y ahora (además de buscar legitimidad entre las víctimas del EI, que le odian por haberlo creado) deslegitima a sus propios enemigos reales y a todas aquellas fuerzas que están en contra de una presencia militar de EEUU en la zona, divide a la población y mantiene el caldo de cultivo de nuevas guerras-negocio, agravando los factores que han hecho aparecer al EI.

• Irán: los militares iraníes (que fortalecen su posición en el poder, con su comandante supremo, el ayatolá Jamenei, hospitalizado), en un desafío abierto con el presidente Rohani, aumentan su tono contra EEUU, afirmando que el EI es una criatura de la CIA y que Obama está haciendo teatro. Teherán ya está en guerra con el EI, colaborando con el ejército iraquí, por lo que indirectamente sí que “está en la coalición”.

La “brecha de credibilidad” de Obama ha generado crisis en sus aliados: no dice claramente si quiere derrocar a Assad, o a quién pondría en su lugar, o qué haría con la reacción de Rusia e Irán. Para erradicar el terrorismo de grupos (otra cosa es de los Estados) habría que tocar sus raíces políticas, económicas, sociales, culturales, etc. Eso es pedir mucho a EEUU, que solo sabe desenfundar pistolas: por cada familia asesinada, decenas de jóvenes cogerán un arma, destruyendo lo que encuentren a su paso. No, no ha fallado la “guerra contra el terror” sino que Washington se niega a soltar este huevo de oro en su política exterior, destinado a mantener su poder militar.

Y Obama no es un presidente indeciso: sus manos no tiemblan a la hora de enviar drones, matando a miles de civiles, o de resucitar la “guerra contra el terror” de Bush-Cheney sin desmelenarse, mostrando que además de ser un “tipo duro” también gobierna el “Partido de la Guerra”.

Por cierto, el principal problema de la humanidad es el hambre, que mata cada día a unas 6.000 personas.

http://watchingamerica.com/WA/2014/09/22/obama-will-not-defeat-islamic-state/