Publico.es
¡Malditas casualidades! Entre el 30 de marzo y el 2 de abril del 2016 sucedieron tres acontecimientos seguidos: John Kerry se encontró con el presidente de la República de Azerbaiyán Ilham Aliyev, en el que se planteaba la necesidad de una “solución definitiva basada en los principios de derecho internacional” respecto al conflicto que tiene este país con la República de Armenia por la región autónoma de Nagorno Karabaj. Dos días después, el vicepresidente de EEUU Joe Biden recibía en la Casa Banca a Aliev y al presidente de Armenia Serzh Sargsián para tratar del mismo tema y con el mismo enfoque. El día 2 de abril, los ejércitos azerí y armenio se acusaban mutuamente de haber violado la línea que separa Nagorno Karabaj (Artsaj para los armenios) de Azerbaiyán. Murieron unas 30 personas, entre ellos un niño, y cerca de 200 resultaron heridas en el ‘incidente’ más grave entre ambos países desde 1994, año que se estableció un alto el fuego sin que concluyera en un acuerdo de paz. La guerra, oficialmente, nunca había terminado.
Azerbaiyán sigue reclamando la soberanía sobre esta micronación de mayoría armenia, que con el apoyo de la República de Armenia, se declaró independiente, aunque se encuentra en el territorio azerí. El conflicto que empezó en febrero de 1988 puso fin a 65 años de paz que vivieron ambas repúblicas socialistas en el marco político de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ya entonces, los armenios de Nagorno Karabaj, empadronados en Azerbaiyán, habían pedido ser integrados en la República de Armenia. La incapacidad de los líderes de ambas naciones, tras la desintegración de la URSS, para resolver este conflicto de forma negociada, les llevó a una terrible guerra que dejó alrededor de 30.000 muertes (con pogromos incluidos) y un millón de desplazados y refugiados. Al parecer, para los políticos azeríes y armenios tenían más valor los 12 kilómetros cuadrados de tierra, piedras y rocas de Karabaj que las vidas humanas destrozadas de forma irreversible.
Anécdotas históricas
Artsaj, antiguo nombre de Nagorno Karabaj, que pertenecía hace unos 3000 años al reino armenio de Urartu, empezó a llamarse Ghara Bagh «Gran Jardín» (de la combinación de dos términos turco y persa), quizás a partir del siglo XVI, hasta que en la era soviética se le añadió la palabra rusa Nagorno «Montañoso». Esta región que hasta 1813 formaba parte de Irán, fue conquistada por el Imperio Ruso, junto con Daguestán, Georgia, y partes de Azerbaiyán y Armenia. Las autoridades soviéticas mantuvieron la división territorial zarista de esta región, dejando que fuese una provincia de la República Socialista de Azerbaiyán, quizás porque no había tensión entre las dos comunidades, o quizás no convenía provocar la enemistad del entonces presidente de Turquía Kemal Ataturk. Y eso a pesar de que los azeríes, que hablan un dialecto de las lenguas túrquicas sólo desde el siglo XVI, no son turcos, sino de origen medo, uno de los pueblos arios, al igual que los persas y los kurdos. De hecho Azerbaiyán significa La Tierra de Fuego, haciendo referencia a este elemento sagrado de la religión de Zaratustra, y posible lugar de nacimiento de aquel filósofo.
Objetivos de EEUU
Aunque en este conflicto Azerbaiyán ha sido respaldado por EEUU-Turquía y Armenia por Rusia, los dos países caucásicos intentan ampliar sus alianzas en todas las direcciones. Azerbaiyán apoyó las operaciones militares rusas en Chechenia y se ha acercado a Moscú, consciente de que los eslavos seguirán siendo la potencia hegemónica en el Cáucaso, y Armenia negocia con la Unión Europea para salir del aislamiento. Ambos países, por otro lado, han solicitado adherirse a la Organización de Cooperación de Shanghái (la OCS), dirigida por Pekín y Moscú. En este marco, los principales objetivos de Washington son:
. Desmantelar la Unión Económica Euroasiática, que integra Rusia, Armenia, Kazajistán, Bielorrusia y Kirguistán. En diciembre de 2012, Hillary Clinton amenazó con “retrasar o prevenir de forma eficaz” la ampliación de este estratégico mercado común. Un año después empezó la guerra de Ucrania, con la participación activa del senador John McCain durante las movilizaciones organizadas por las fuerzas próximas al fascismo ucraniano en Maydan, y de Victoria Nuland, la siniestra portavoz del Departamento de Estado de los EEUU, organizando el caos en la frontera europea de Rusia. Está por ver si puede aplicar este modelo en Armenia, para minar la alianza Moscú-Ereván.
. Crear otro foco de tensión simultánea en la periferia de Rusia, junto con Ucrania, Afganistán y Siria.
. Forzar a Rusia a dar una solución definitiva al problema de Nagorno Karabaj, cediéndolo a Azerbaiyán, sin importar sus terribles consecuencias para la población armenia.
. Impedir que Moscú desde Armenia pueda armar a la guerilla del Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), esparcidos por las montañas que comparte este país con Turquía.
. Provocar otra guerra en las fronteras de Irán, que soporta desde hace tres décadas los conflictos de Afganistán y de Irak.
. Explotar el potencial del conflicto para derivar a una guerra étnico-religiosa entre armenios cristianos y azeríes que, a pesar de ser chiitas, son apoyados por la Turquía y Arabia saudí sunnita.
.Intentar no perder a un Azerbaiyán díscolo, ya que es una valiosa justificación para que EEUU se quede en la zona.
El lugar de Azerbaiyán en la agenda de EEUU
Bakú para Washington es:
. El único aliado de EEUU en la cuenca del Caspio.
. La ruta Norte del suministro de combustible, alimentos y equipamientos a los soldados de la OTAN en Afganistán. La Sur es Pakistán.
. Suministrador de petróleo a Europa, potencial contrapeso al gas ruso. Además, es un país donde las compañías petroleras estadounidenses han hecho grandes inversiones en la industria petrolífera azerbaiyana. Se trata de otro episodio de laguerra líquida en Eurasia.
. Una plataforma territorial desde donde se puede vigilar los movimientos militares de Rusia y de Irán en la región. Las Fuerzas Especiales de EEUU están instaladas en las costas azeríes del Mar Caspio.
. Es el aliado militar musulmán-chiita de Israel, siendo además vecino de Irán.
Tras el derribo del avión ruso Su-24 por Turquía el pasado mes de noviembre, Moscú ha reforzado su presencia militar en sus bases situadas en las ciudades armenias de Erebuni y de Gyumri, ambas a pocos kilómetros de la frontera con Turquía, o sea, de la OTAN. El año pasado Moscú y Ereván firmaron un tratado de defensa aérea regional, provocando la ira de Turquía. A Vladimir Putin no le interesa esta escalada de tensión (¡aunque provoque un pequeño incremento del precio del petróleo!), pues afectará a la exportación de su gas, preparará el terreno para las actividades de los grupos terroristas, y habrá más intervenciones de la OTAN bajo el pretexto de practicar la guerra contra el terror.
Karabaj, que no tiene salida al mar, se comunica con el mundo sólo a través de su frontera con Irán y el pasillo Lechin que le une a Armenia. Datos que impiden su viabilidad como un Estado independiente, en un medio tan hostil.
Este conflicto internacional debería ser atendido, no por las potencias mundiales y regionales, sino por las Naciones Unidas. Quizás les conviene a Bakú y Erevánmantener el statu quo de Nagorno Karabaj. Las amenazas asimétricas, en una zona que practica juegos de suma cero, requieren alianzas asimétricas y soluciones inauditas y extrañas.