Nazanin Armanian
Publico.es
A pesar de que el Gobierno de Tayyip Erdogan haya atribuido la masacre del día 28 de junio en el Aeropuerto Internacional de Atatürk a los terroristas del Estado Islámico (EI), no ha explicado por qué el mosntruo que ha patrocinado desde el 2013 ahora le traiciona. En el contexto de la región, los motivos pueden ser los siguientes:
1. Que el grupo islámico o una de sus facciones haya roto realmente su alianza con el Gobierno turco. El motivo sería la venganza por la disminución de ayuda que recibía de Ankara para derrocar a Bashar al-Assad y destruir a las izquierdistas Unidades kurdas de Defensa Popular. El EI ha incumplido su misión. Es más, hoy los kurdos, con el apoyo de EEUU, Francia y Rusia se han hecho con gran parte de la frontera turco-siria. Un Erdogan atrapado, ahora se enfrenta a dos enemigos armados en casa: los kurdos y el grupo terrorista.
2. El interés de un sector del Pentágono para empujar a Turquía hacia el infierno y seguir avanzando en el proyecto del Nuevo Oriente Próximo. La desastrosa política del presidente turco contra la izquierda kurda, los periodistas y los juristas, los simpatizantes de la poderosa organización de Gulán y el ala pro estadounidense del Partido de Justicia y Desarrollo representada por el destituido primer ministro Ahmed Dawood Oglu, sus pretensión para arrastrar a la OTAN a un enfrentamiento con Rusia, y sus imprevisibles movimientos han convertido al líder turco en un personaje peligroso. Washington le busca sustituto.
3. Se trata de un ataque terrorista a un país de la OTAN, por lo que podría ser utilizado por la Alianza para intervenir en Siria en víspera de las elecciones presidenciales de EEUU si Assad se niega a retirarse.
4. Que el divorcio entre el EI y Ankara fuese simulado y el presidente patrocinador de un terrorismo tan brutal y aislado, a nivel regional e internacional, pretenda ahora presentarse como la víctima del terrorismo. Se trataría de un cambio en la táctica y no en su estrategia: la contención de los kurdos ahora desplaza la tarea de eliminar a Assad a un segundo plano. Utilizará el atentado para incrementar el Estado policial y recrudecer la lucha anti kurda, mientras reorienta su diplomacia para impedir que Kurdistán se convierta en el estado número 195 de la ONU:
.Ofrece el permiso de residencia a miles de refugiados árabes-sunitas sirios, instalándoles en las regiones kurdas, y así cambiar su composición étnica.
.Recupera los lazos con Rusia, pidiéndole disculpas por el derribo del Su-24 el pasado invierno. Pretende así influir sobre las decisiones de Moscú para Siria y poder vigilar la oficina de representación kurda, abierta recientemente en Moscú. Kremlin, que teme una mayor radicalización de Erdogan (tiene desplegados misiles de Patriot en su país, dirige el segundo contingente militar más grande de la OTAN y no suele dudar en utilizarlo), le perdona: Turquía puede romper el bloqueo occidental y enviar a Rusia productos agrícolas por el valor de cien mil millones de dólares anuales, entre otras ventajas que tiene este país tan estratégico.
.Se acerca al general Al-Sisi de Egipto, a pesar de su dura política contra los Hermanos Musulmanes y otras organizaciones rivales.
.Hace las paces con Israel, también con magníficas relaciones con los kurdos, siendo por otro lado, aliados en contener a Irán (que pretende instalar una base militar en la frontera siria-israelí) y luchar contra el Estado sirio. Ankara se compromete a controlar a Hamas evitando tensiones en Gaza, a cambio, Israel pagará 20 millones de dólares de indemnización a las familias de las víctimas de la flotilla libertad, permitirá que las empresas turcas participen en la reconstrucción de la Franja y cooperen en el proyecto del transporte de gas al Mediterráneo. Ankara, sin rubor, archiva la condición de ‘levantar el bloqueo a Gaza’ para restablecer contactos con Tel Aviv. Habrá un aumento en la cooperación militar y de inteligencia, en calidad de contactos diplomáticos públicos.
Sin embargo, las consecuencias de los errores del presidente turco son irreversibles, y no sólo para millones de sirios cuyas vidas se han perdido para siempre. La estabilidad del peso pesado de Eurasia está gravemente amenazada y el país puede sucumbir en una mayor violencia dentro y, también, en sus fronteras.