Nazanin Armanian

Diario ARA

Con 36 años de retraso, los hombres iraníes se apuntan a la lucha de las mujeres contra la imposición de la indumentaria impuesta por  la teocracia islámica que se instaló sobre los restos de la fracasada revolución del 1979. Después del éxito de la campaña de “Mi sigilosa libertad” que lanzó en 2004, invitando a las mujeres quitarse el velo utilizando la red, el periodista iraní Masih Alinejad afincado en extranjero, convoca otra con el Hastag  #MenInHijab para que los hombres muestren su solidaridad con las mujeres, publicando sus fotos con la cabeza cuberita con el velo, en defensa de una sociedad libre de coacción, crueldad e injusticia legalizadas. Según el gobierno iraní, sólo en 2014 unas 3,6 millones de mujeres fueron advertidas, multadas o detenidas por su “mal-velo”, por hombres que se habían vestido como querían y llevaban el pelo suelto.  

La importancia de esta campaña reside en que en las culturas patriarcales de esta región vestir a un hombre con ropa de mujer es un castigo de lo más humillante. Ésta es la segunda vez los hombres iraníes rompen este tabu. La primera fue en 2009 y en solidaridad con un hombre, el estudiante universitario Majid Tavakoli, quien tras ser detenido por un discurso en favor de las libertades, apareció en una foto publicada por la prensa oficial con el velo, para ser humillado. Entonces cientos de varones se vistieron de mujer para quitar hierro del asunto.

Majid TavakoliFoto: Fars New Agency/Google

 

El velo oculta el Apartheid de género

En 1935 Irán fue el primer país del mundo en prohibir el velo; también fue de los primeros 1964 en nombrar a una mujer, Farrojru Parsa, como ministra, y en 1976 en crear un Ministerio de Asuntos de la Mujer.

Es la teocracia Islámica que a partir del 1980 impone una serie de leyes dirigidas a recrear la sociedad dirigida por Mahoma Arabia del siglo VII, y para ello, instaura un sistema de Apartheid de género en Irán en el que el velo era su parte visible: establece una rotunda separación entre la vestimenta femenina y masculina , directamente relacionada con los roles que les asigna: el hombre, llevando los pantalones, ostentará el poder, y la mujer con velo y falda le servirá de esposa y de la madre de los hijos de él. Luego, amplía los derechos sexuales del hombre, bajando la edad nupcial femenina de 18 años a 8 (pederastia), y extiende la poliginia y el matrimonio provisional, a la vez que aplica la “pedagogía del terror” con leyes semíticas de Talión y Lapidación. Les prohíbe amar, bailar, cantar, reír, viajar sin un hombre o hospedar en un hotel. Las “diferencias biológicas” justificarán esta “inferioridad” de la mujer.

Sin embargo, las mujeres del veterano movimiento feminista iraní, que organizaron la gran manifestación de 200.000 mujeres en el marzo de 1980 en Teherán contra la imposición del velo, tras la dura represión sufridas,

( http://uberhumor.com/women-protesting-the-forced-hijab-in-iran-days-after-the-1979-revolution)

 optaron por sutiles formas de desobediencia civil, que ha pasado por varias fases: del enfrentamiento directo con la “policía moral” que conllevaba prisión y latigazos, a negarse ponerse el chador (una sábana negra que cubre todo el cuerpo) para transformarlo en gabardinas con pañuelo en la década de 1980. En la segunda fase, tiñó de colores los uniformes que por ley debían ser oscuros (para no excitar a nadie), e inventaron  la sofisticada “moda islámica” y el feminismo islámico.  Después, empezaron “llevar mal el velo”, que consiste en colocarse mini pañuelos finos que enseñan el flequillo y la trenza. Ahora con el caluroso verano, se inicia el “destape” de la cabeza y miles de mujeres subversivas desafían en las calles del país a las patrullas del moral .

Lo que significa el velo 

Aunque nació adaptado al hábitat de los seres humanos, el atuendo pronto se llenó de matices, señalando el estatus social, el grupo étnico o religioso. En Persia y Babilonia, las aristócratas se cubrían en público con un tul, exhibiendo su clase social, la misma razón por la que El Corán pide que las creyentes se distingan: “para que sean reconocidas y no molestadas» (33:59)

Entre los semitas, la cabellera de Lilith, la mujer insumisa y desnuda, y por ende, la ramera, era la seña de la sexualidad desinhibida. A las esclavas y las adúlteras, se les prohibía el velo y se les rapaba la cabeza: A más exhibición de la melena, menos castidad. Con esta sentencia maniquea ¿los habitantes desnudos de Amazonia son merecedores del castigo divino y los tapados esquimales de Groenlandia, ocuparan el Cielo? 

Mientras la Biblia exige que la mujer tenga una “señal de la autoridad del hombre sobre su cabeza” (Cor.11), el Corán desvincula el velo de la fe de la mujer y lo relaciona con su fertilidad: puede deponerlo al llegar a la menopausia (Corán: 24, 59), pero antes, que se tape el escote que no el pelo o cabeza, ya que es responsable de la incontinencia sexual del hombre. (Corán: 24, 31).

Quienes equiparan la desnudez de la mujer con ser un objeto sexual,  ¿Acaso no lo son las mujeres veladas que sin dejarse conocer por su pretendiente, se convierten en su esposa? Él que desconoce las inquietudes, gustos, deseos y sueños de ella, ve en su velo una garantía de fidelidad sexual, y eso le basta para montar una familia. Arabia Saudí es el destino de la lencería femenina más atrevida europea.  

http://www.ara.cat/opinio/nazanin-armanian-vel-homes-desvelament-dones-iran_0_1634236577.HTML