Pasan casi cuatro décadas desde que el pueblo iraní consiguió poner fin a la monarquía absolutista de Mohammad Reza Pahlavi, El Sha, aliado no fiable de EEUU. La última revolución del siglo pasado sucedía en medio de la Guerra Fría y a lo largo de la frontera común con la Unión Soviética, coincidiendo con otras grandes revoluciones que amenazaron los intereses de Washington, recién salido del fiasco de Vietnam: en 1978 la izquierda tomaba el poder en Afganistán, Nicaragua y Granada.

Ajenos a los juegos geopolíticos, los iraníes en un movimiento espontáneo y sin liderazgo coreaba “Libertad, Independencia, Justicia Social”. Pensaban que la voluntad del pueblo junto con inmensos recursos naturales sería suficiente para establecer una democracia política y económica.

Las principales fuerzas marxistas iraníes, El Partido Tudeh y Fedaínes del Pueblo, perseguidas duramente por el Sha (que no paraba de construir mezquitas para frenar la simpatía de los jóvenes hacia la izquierda), analizaban desde la clandestinidad, las cárceles y el exilio la complejidad de la situación

La revolución sorprende al presidente de EEUU, Jimmy Carter, quien fracasa en sus intentos de apuntalar al régimen carcomido del Sha. Es cuando, ayatolá Jomeini, un desconocido para la generación joven, es trasladado de su exilio en Irak a la Francia de Valéry Giscard d’Estaing (quien seguramente no habría acogido a, por ejemplo, Evo Morales), quien le facilita el acceso a los grandes medios de comunicación para darse a conocer al mundo y convertirse en el “líder de la revolución”.

¿Por qué la izquierda apoyó a Jomeini?

  • Los iraníes tardaremos 30 años en descubrir que la mudanza de Jomeini a París formaba parte de un pacto de su equipo con los líderes del G4 (EEUU, Alemania, Francia y Reino Unido) y un acuerdo basado en unos profundos sentimientos anticomunistas compartidos: Los G4 le entregarían el poder a cambio de impedir la influencia de los comunistas y de la Unión Soviética en el nuevo régimen. Es así que Carter fuerza al Sha a abandonar el país el 16 de enero, para que Jomeini aterrice con un Airfrance escoltado por los F-4 Phantom, en Teherán el 11 de febrero, creando entre los iraníes el espejismo del “triunfo de la revolución”.  Dicho acuerdo es mencionado por el periodista y secretario de prensa de J.F. Kenedy, Pierre Salinger (1925 –2004) en su libro ‘America Held Hostage by Iran’.
  • Desconocer las relaciones secretas entre la RI y EEUU. La película Argo también oculta que en 198…

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