Nazanin Armanian

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Partidarios del DEM, prokurdo, exhiben banderas con el retrato del líder encarcelado del PKK, Abdolá Ojalan, en Estambul, el 17 de marzo de 2024.Umit Bektas / REUTERS

Por Nazanin Armanian

Analista política y traductora persa y dari

1.Nadie se imaginaba que el esperado anuncio del fin de la lucha armada del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), por su líder Abdolá Ojalan, también fuese una esquela de su muerte (¡y por el asesinato a manos de su propio progenitor!). ¿Se han cumplido los objetivos del partido para ahora disolverse? Nacido en 1978, se declaró marxista para reclamar los derechos del pueblo kurdo, profundamente discriminado por el chovinismo turco. El PKK empezaba mal, por dos razones: a) la lucha armada debería ser solo una de las formas de la batalla contra una dictadura capitalista tan brutal, y no la única; y b) marcar como objetivo la independencia de Kurdistán de nada menos que un país miembro de la OTAN, hacía imposible lograr el objetivo. A golpe de realidad, Ojalan reorientó la estrategia del PKK hacia la autonomía, pero sin dedicar tiempo y recursos a crear lazos con los trabajadores turcos y sus representantes, imprescindibles para su propósito. Poco después, en el momento que renunciaba al marxismo, cayó en la trampa tendida por EEUU que, tras la disolución de la URSS, se había empeñado en romper los grandes y poderosos Estados de la zona para convertirlos en mini-Estados controlables. La idea de un Gran Kurdistán ya le parecía posible: “solo” había que destruir y luego desmembrar a Turquía, Irán, Iraq y Siria. La creación de la región autónoma de Kurdistán en Iraq en 1992 por George Bush y en “Rojava” ( “occidental” en kurdo) creadas bajo la ocupación de las tropas de Barack Obama en 2012.  …..

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