Nazanín Armanian
Público
Al tiempo que Irak, Afganistán, Pakistán y Yemen siguen siendo agredidos por EEUU y sus aliados, las guerras frías gestan conflictos abiertos y guerras civiles.
Líbano se prepara para una nueva pugna subsidiaria entre grupos pro sirio-iraníes, egipcio-israelíes y nacionalistas que desenfundan las espadas, mientras el Tribunal Especial sobre el asesinato de Rafik Hariri en 2005, tantea inculpar a Hizbulá.
Los palestinos, derrotados, miran con furia cómo los colonos judíos aceleran la construcción de viviendas ilegales en la ocupada Cisjordania.
Irak agoniza hundido en sangre y fuego. Tras ocho meses sin gobierno, Teherán consiga mantener a Maliki de primer ministro y Talibani de presidente, ante la pavura de los países árabes, Turquía e Israel. Éste, reforzado por el triunfo de los republicanos en EEUU, pide a Barak Obama una amenaza militar creíble sobre Irán. Pero, la prioridad del Presidente es contener a China, por lo que ha ido a hacer amistades en Nuva Dehlei en vez de recibir a Netanyahu en Washington. Lo cual, no significa que se prive del uso electoral-político de la “amenaza del terrorismo islámico”, que ahora llegada de Yemen, el nuevo “refugio de Al Qaeda”, título del guión de la invasión a Afganistán e Irak. ¡Cualquier parecido entre las bombas procedentes de la patria de la reina de Saba a EEUU, y los envíos de ántrax por Saddam, es pura coincidencia! ¿Qué red internacional es Al Qaeda que ni siquiera cuenta con dos simpatizantes en el país enemigo, y tiene que mandar los artefactos desde la otra punta del planeta?
La Casa Blanca ha firmado la mayor venta de armas de la historia a las monarquías árabes del Golfo Pérsico por valor de 100.000 millones de dólares; Israel renueva su arsenal y los portaaviones De Gaulle y Lincoln se dirigen hacia el Estrecho de Ormuz, elevando a 120 el número de caza-bombarderos aparcados en este rincón del mundo.
Irán, en estado de alerta, se dispone negociar sobre su programa nuclear, advirtiendo que repelerá cualquier ataque militar.
Esta nueva pléyade de movimientos militares y políticos tendrá devastadoras consecuencias para los pueblos, e ingentes beneficios para los gobiernos en crisis.