Plot against Libya

We are in front of a new recomposición of the zones of influence, in which Gadafi is not more than a miserable piece of a pérfida manoeuvre of USA.

Nazanin Armanian

Público

(Versión ampliada)

En este país africano no hay hambruna, el 80 por ciento de la población está alfabetizada y tiene acceso al agua potable y la sanidad. La esperanza de vida es de 79 años y la tasa global de fecundidad es del 2.7, un signo claro del avance de la mujer. Libia es otro de los países de la “tercera vía” –junto con Irak o Siria en la década de los 70-, que decidieron realizar una serie de reformas sociales (nunca políticas) para mejorar la vida de los más desfavorecidos, ºy no desde la perspectiva socialista sino nacionalista, la de convertir sus países en una potencia regional, siempre y cuando sea gobernado por los pormotores del proyecto: Saddam, Asad, Gadafi. Sin ellos en el poder, poco les importaba la suerte del país. Dictadores militares narcisistas-paternalistas que insatlaron regimenes autoritarios, utilizando las migajas de petroléo para crear, en los años 70-80, las sociedades más avanzadas de su área geográfica, corrumpidas progresivamente con el desarrollo de un poder oligárquico y represor, que les empujo a dar un giro un su política exterior, acercándose al Occidente.

Lo inverosimil de la crisis de Libia –en el marco de la coyuntura de las rebeliones populares de los países de Africa por la democracia-, es que los sublevados contra la dictadura férrea de Gadafi no son los ciudadanos (sometidos a la temible vigilandia  de os servicios secretos), sino jefes tribales –pseudo caudillos-, que respaldados por los comandos de la OTAN (cuya sensibilidad “humanitaria” se desactiva cuando Israel bombardea a los palestinos o Turquía a los kurdos) están empujando al país hacia una guerra civil. EEUU y sus alaidos están aprovechando la situación para lelvar adelante sus planes para la reconfiguración del mapa político en la zona. Declarar Libia como «estado paria» y convertirlo en un protectorado, encajaría a la perfección en la nueva estrategia de la OTAN, marcada por la lucha de las potencias para hacerse con el control de los escasos recursos energéticos que quedan.

Libia es la principal reserva de petroleo de África, cuyo coste de producción del crudo, de gran calidad, no llega al dólar por barril, comparándo con el de Canadá, por ejemplo, que alcanza los 50 dólares. Toda una tentación para las petroleras estadounidenses, marginadas en el mercado libio que está dominado por Europa, China y Rusia.

El plan contra este país es sospechosamente parecido al de Irak, otro Estado árabe desarrollado, al que destruyeron para apoderarse de su Oro Negro. Allí también armaron a los jefes tribales kurdas y árabes chiitas, no sólo para derrocar a su viejo alaido Saddam, otro desechable, sino para OCUPAR el país, situado en el corazón de Oriente Próximo.

El cenit petrolero acelera los acontecimientos. EEUU, ante la inestabilidad de Oriente Medio –principal caudal del crudo del mundo-, y la imposibilidad de adueñarse del hidrocarburo de Asia Central (zona de influencia de China y Rusia), pone su mirada en África. Allí, los chinos, adelantándose, ya cuentan con varios millones de efectivos que no sólo intentan controlar sus recursos energéticos, sino también sus mercados.

Mientras la posición geoenergética de Libia seduce a Washington, Pekín abandona su política “no militarista” y anuncia su rearme, enseñando los dientes.

Estamos ante una nueva recomposición de las zonas de influencia, en la que Gadafi no es más que una miserable pieza de una pérfida maniobra de EEUU.

El artículo se centra en la mala intención de los que se supone que vana salvar a los libios, y no la legitimidad absoluta del pueblo de este país para poder fin a la dictadura.

SÍ a las rebeliones populares,  NO a las intervenciones militares.

http://blogs.publico.es/puntoyseguido/148/complot-contra-libia/

Añado la clumna de Armando Pérez sobre los beneficiarios de la congelación de los fondos libios ….

© RIA Novosti. Sergei Kirkach

14/03/2011

Entre las noticias relacionadas con Libia, algunos medios de información en Rusia y el exterior comentan las medidas emprendida por algunos gobiernos occidentales para contener la contraofensiva del líder  libio, Muamar Gadafi cuyas tropas paulatinamente recuperan el control sobre las ciudades donde días antes triunfó la revolución.

En particular, la congelación o arresto de cuentas de bancos y activos supuestamente pertenecientes a Gadafi, sus familiares o su entorno, con el objetivo debilitarlo económicamente e impedir que compre más armas para aplastar la rebelión y conservar el poder en Libia.

Aunque teóricamente, Gadafi ya no puede comprar más armas porque las sanciones impuestas recientemente por el Consejo de Seguridad de la ONU incluye un embargo total a la venta de armas al régimen líbio en momentos  cuando la situación en el país árabe  depende de la capacidad de combate de cada una de las partes enfrentadas.

El apoyó al régimen de sanciones contra Libia ya supuso pérdidas para Rusia por concepto del incumplimiento de contratos de venta de armas anteriormente suscritos con las autoridades libias.

Y otros países de Europa, también asumen pérdidas tras suspender  cláusulas de mantenimiento, entrega de repuestos y modernización de armamento vendido al ejército de Gadafi por empresas de  Italia, Alemania, Bélgica y España, entre otros.

El gobierno de Italia concedió a Gadafi licencias para exportar cazas, bombarderos por 107 millones de euros, porque el gobierno de Libia es accionista de la italiana Finmeccanica,  la octava empresa productora de armas en el mundo,  que cuenta con fábricas de helicópteros en el territorio libio.

En 2009, Alemania vendió a Libia armamento por 83,5 millones de euros entre vehículos todoterreno, helicópteros, radares, y armamento en capacidad de inutilizar la muy mencionada  zona de exclusión aérea, como proponen algunos países europeos y los cancilleres de los países miembros de la Liga Árabe en una cumbre celebrada la semana pasada en El Cairo.

Y no obstante la seguridad de que nadie vende o venderá más armas a Gadafi, la cruzada internacional contra las reservas de divisas libias y sus activos en el exterior parece que tiene motivos diferentes.

Y no es para menos, en las actuales circunstancias, Libia es un bocado suculento y absolutamente indefenso  porque cuando salga Gadafi, nadie puede demostrar con papeles en la mano quién es el dueño o responsable de 200.000 millones de dólares  de reservas internacionales, al menos  430.000 millones invertidos en Europa y Estados Unidos y la novena reservas de hidrocarburos más grande del mundo.

Hasta que estalló la revolución en Libia, el administrador de esa renta era Gadafi y como ahora, el consenso mundial es que el coronel libio debe dimitir, por lógica las riquezas libias deben pasar a las nuevas autoridades.

El problema es que “esas autoridades” no existen en absoluto.

Para provecho de los codiciosos, la actual situación en Libia conduce a un callejón sin salida o a compromisos arriesgados a muy largo plazo,  porque las amorfas fuerzas revolucionarias que se perfilan como representantes del pueblo libio apenas han sido reconocidas en Occidente como “interlocutores” sin ningún atributo de legitimidad.

Y mientras aparezca esa “legitimidad” que cumpla los requisitos que exige Occidente puede pasar mucho tiempo.

Mientras tanto, los gobiernos de los países civilizados preocupados de palabra, pero sin mover un dedo para detener la guerra civil en Libia comenzaron unilateralmente la repartición del pastel.

Con la precisión de francotiradores, los gobiernos volcaron todo el poder de su legislación para congelar los fondos de la Autoridad Inversora Libia (LIA, por sus siglas en inglés), fondo soberano con inversiones en sectores claves de la economía mundial.

LIA tiene acciones del banco Unicredit, del consorcio automovilístico Fiat y hasta parte del Club de Fútbol Juventus de Turín.

Precisamente LIA y no Gadafi figura como la mayor accionista de la empresa Libyan Italian Advanced Co, subsidiaria de Finmeccanica que  fábrica helicópteros en plantas en Libia.

Considerado el 13º mayor fondo soberano del mundo, LIA también tiene inversiones en Inglaterra con acciones en HSBC, la mayor entidad bancaria del Reino Unido; y es el quinto accionista del grupo Pearson, propietario del diario Financial Times (FT).

El fondo libio tiene participaciones en la petrolera Royal Dutch Shell, en la banca Standard Chartered, en Vodafone y en British Petroleum, que tiene concesiones petrolíferas e inversiones superiores a los 1.000 millones de euros en Libia.

LIA también tiene inversiones importantes en EEUU más que todo en empresas como Exxon, Chevron, Pfizer, Xerox, Halliburton y Honeywell, del sector aeroespacial.

Al comenzar la campaña contra LIA, algunos expertos en Rusia comparten la opinión del presidente de Venezuela Hugo Chávez cuando afirmó que muchos gobiernos aprovechan la situación en Libia para sacar provecho a costa del capital libio invertido en el exterior mientras aparecen los nuevos dueños legítimos.

En consecuencia, Alemania, Canadá Austria y Suiza   ya congelaron cuentas de Gadafi, sus familiares y entidades Libias y EEUU también congeló fondos libios por un monto de 30.000 millones de dólares.

El problema es que cada uno de esos gobiernos no explica las implicaciones de las medidas impuestas y en el mejor de los casos, afirman que se trata de la suspensión total de transacciones y el pago de dividendos.

El ministro de Economía, Rainer Brüderle, quién ordenó el bloqueo de las cuentas del Banco Central, del Libyan Foreign Bank, y LIA en Alemania garantizó que las cuentas permanecerán bajo custodia hasta que la situación Libia se aclare y el capital pueda ser puesto en manos de autoridades reconocidas por el pueblo libio.

Pero los expertos rusos afirman que la congelación de fondos más que todo impide a los actuales propietarios (Gadafi) utilizar esos fondos y que es muy difícil la transferencia a “nuevos” dueños.

Como ejemplo citan el pleito de las autoridades de Haití que desde 1989 reclaman sin éxito la devolución de las cuentas depositadas en bancos de Suiza del ex dictador Jean-Claude Duvalier, o Mobutu, ex presidente de Zaire.

A pesar de que las nuevas autoridades en Egipto ya presentaron las demandas correspondientes, las autoridades helvéticas no han congelado las cuentas del derrocado presidente Hosni Mubarak.

Técnicamente la parte ejecutora del embargo responde por  el valor nominal del capital, y no de los dividendos o pérdidas que puede ocurrir durante el bloqueo de esos activos.

Queda la esperanza en que los gobiernos occidentales devolverán al pueblo libio esos fondos que para ellos significa, progreso y bienestar, que es por lo que actualmente luchan los que se levantaron en armas contra Gadafi.