Burka, chador, nikab, y otras formas de cubrirse la cabeza de algunas mujeres en el mundo musulmán no son el “velo islámico”. De hecho tal concepto, simplemente, no existe en el Corán. En ninguna parte del libro sagrado de los musulmanes se les exige, ni siquiera se les recomienda, cubrirse la cabeza, ni mucho menos llevar un velo integral que les cubra todo el cuerpo incluso el rostro.

De las ocho veces que aparece el término hiyab “velo” en el Corán ninguna hace referencia a la prenda que camufla el pelo. En dichos versículos el sentido de hiyab es “cortina”, que separa espacios físicos, el privado del público.

Sin duda, tanto los graves problemas y dificultades en las traducciones de una lengua local antigua a las modernas, así como las interpretaciones distintas y muchas veces contradictorias de diferentes doctores en la fe, son causas de la discrepancia sobre el sentido de términos coránicos.

Las únicas referencias del Corán al modo de vestir son las siguientes: « ¡Oh, Hijos de Adán! Les hemos dado ropas para que se cubran y la ropa es como un adorno. Pero la ropa de rectitud es mejor. » (Coran 7:26); aunque el objeto de la polémica es la numero (24: 31): “…Y di a las creyentes que bajen la mirada y que guarden su castidad, y no muestren de sus atractivos sino lo que de ellos sea aparente; así pues, que se cubran el escote con el JIMAR “. Sura que si por un lado pide que ellas cubran sus senos, y no su cabeza, por otro, recomienda que lo hagan, no con hijab, sino con JIMAR que era el tocado común de las mujeres en la península arábiga y que dejaba al descubierto sus pechos.

En otra ocasión pide que se vistan de “yilaba” (Un chal largo y grande) como signo de distinción. “!Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con la yilaba. Es lo mejor para que se las distingan y no sean molestadas. Coran, 33:59.

Más allá de las teorías y las suposiciones, el mapa étnico real del mundo islámico -con malayos, persas, kurdos, árabes, turcos, chinos, caúcasos, turcomanos, tayicos, etre tantos otros- impide una vestimenta unificada. De hecho, hoy, la mayoría de las mujeres musulmanes del mundo no utilizan ninguna forma del velo, y siguen llevando sus vestimentas étnicas y tradicionales que son, por cierto, muy coloridas y casi nunca negras. Color que culturalmente se ha identificado con la muerte y mal augurio.

La discrepancia entre los ulema, doctores en la fe, tanto sobre este tema como en otros empieza cuando además del Corán son consideradas fuentes de la ley, ahadiz, los dichos del Profeta recogidos después de su muerte y la Sunnah, tradiciones práctica de la religión, que para la mayoría de los reformistas del Islam son poco fiables. Para esta corriente, el Libro Sagrado es completo y acabado, y el silencio que guarda en algunos temas es precisamente para dar un espacio al sentido común, respetarla libertad del creyente y dar una oportunidad al progreso.

Para muchas feministas islámicas, llevar la ropa modesta es para pasar desapercibida, y justo por ello consideran que en Occidente cubrirse con el chador o el velo integral llamarían más atención.

Mujeres musulmanas como la iraní Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz, en sus viajes a Europa nunca utiliza el velo, sin que por eso permita que alguien cuestione su fe. Estas mujeres toman el Corán como única referencia y más que completa, esquivando otros textos sagrados o interpretaciones personales de diferentes hombres de la religión. Un salvo conducto otorgado por la propia religión mahometana a los creyentes, puesto que en el Islam no existe ninguna “iglesia” o intermediaria, y la relación entre el fiel con su Dios es directa.

El velo integral de color negro que llevan algunas mujeres es una tradición patriarcal de Arabia saudí y Yemen, y de ninguna manear es el Hijab islámico. Es internaste recordar que esta vestimenta utilizada por algunas maestras iraníes en la época de Ayatolá Jomeini, fue prohibida por el propio Ministerio de Educación, por los efectos psicológicos negativos que producía sobre los alumnos.