Nazanín Armanian

Público.es
21 oct 2012

El estruendo de un coche bomba en Beirut borró el eco del mensaje de paz del Papa Ratzinger, que pidió “el silencio de las armas” en su reciente visita a Líbano. El atentado iba contra los intentos del emisario Lajdar Brahimi de favorecer una salida negociada a la crisis siria. EEUU, Arabia Saudi y Turquía, por su parte, ignoran estas gestiones y siguen armando a los rebeldes (desligados de la oposición democrática) y que son igual de brutos que el régimen de Al Assad.

El deseo de paz de Benedicto XVI para esta tierra, donde casi la mitad de la población es cristiana, se debe a que los interminables conflictos están causando la huida de millones de católicos, dejando a Oriente Medio vacío de su milenaria pluralidad religiosa. Aun así, el Papa no es un pacifista coherente cuando dice que “la venta de armas a Siria es un pecado”. ¿Y  no lo es entregar bombas a los insurgentes para atentar? Este posicionamiento no tendría mayor importancia si no fuera porque el Vaticano podría entrar en la guerra. Según revela el periodista libanes Salim Al-Laouzi, en la década de 1970, y a través de los monjes católicos, el Partido Falange (nacido en 1930 a la imagen de los fascios italianos y la falange española), buscaba, a través de la Iglesia católica, campos de entrenamiento en Europa para su milicia maronita cristiana. Quizá sea sólo una coincidencia que su visita a Beirut fuese el aniversario de la masacre en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila de 1982, a manos de los falangistas, y respaldos por Israel.

 

Antes de a Líbano, el Pontífice viajó a Turquía, Israel, Jordania, Palestina y Chipre, donde la población católica es menor. Allá tenía como objetivo animar a los feligreses a permanecer en sus tierras y a poblarlas con bebés católicos (con los métodos clásicos de prohibir los anticonceptivos, el aborto y la homosexualidad), pedir protección para el patrimonio de la Iglesia y probar la suerte entre los ortodoxos desmoralizados. Ir a un país que tiene un pie en la guerra, le convertía en el ejemplo a seguir: salvar la fe antes que la vida.

El Vaticano –la única institución religiosa con un Estado propio– se posiciona directamente contra las políticas belicistas de EEUU y la Unión Europea en esta zona estratégica . Su enfado no sólo se debe a que Barack Obama le ha incluido en la lista de los potenciales centros de “blanqueo de dinero”, sino porque el apoyo de Washington a los extremistas islámicos en Irak, Yemen, Libia, Egipto y ahora Siria, ha provocado la masiva emigración de la comunidad cristiana –unos 20 millones– de Oriente Medio. La memoria es selectiva. No se acuerda que en la década de 1980 con el fin de destruir a los “rojos y ateos” y debilitar a la Iglesia ortodoxa ubicada en la URSS, Juan Pablo II se alió con la CIA, quién para tal objetivo creó a los grupos terroristas Muyahidines afganos y Al Qaeda.

El afán de extender su influencia por el mundo, llevó a la Santa Sede aumentar su tono contra la URSS, y mientras se acercaba a Israel para contener el avance del Islam, defendía  la creación de un estado palestino para impedir el fortalecimiento del judaísmo, otro viejo enemigo.

El imperio necesita expandirse

Lo que ganó el Vaticano de aquella aventura ha sido adueñarse del Partido Republicano de EEUU, a pesar de que desistió de la idea de “catolizar Rusia” y se opuso a la invasión de Bush a Irak, pues provocaba el ascenso de los radicales islamistas y la huida de cerca de un millón de cristianos iraquíes. Duros golpes a las ansias del Vaticano por extender su autoridad y el inicio del desamor entre las dos potencias.

A partir de entonces, “su Santidad”, el hombre más influyente del mundo, lleva adelante su propia agenda, basada en la creencia de que el principal desafío de “la verdadera religión” es crecer aun más arrinconando al Islam y no construir estrategias para poner fin a la pobreza, que humilla a la humanidad. Fue bajo este pretexto que invocó las raíces cristianas de Europa en su Constitución y se opuso a la adhesión de Turquía a la Unión Europea.

El apoyo de Barack Obama a los grupos islamistas de derecha, no significa que el presidente estadounidense sea un musulmán infiltrado, sino que se ilusiona por modelos de gobiernos como Arabia Saudi o Catar, que dan estabilidad a sus países y garantizan los intereses de EEUU. En otros casos, opta por convertir los estados vertebrados y estratégicos en montones de escombros para que les sea imposible levantar cabeza y, por consiguiente, dominables durante largo tiempo. Son los casos de Irak o de Libia. Así, millones de cristianos, judíos, musulmanes y ateos serán simples daños colaterales de estos intereses infames.

Los primeros y únicos defensores de la igualdad de derechos de todos los ciudadanos en los países de Oriente Medio desde el inicio del siglo XX han sido los marxistas. Mientras, los colonialistas y los grupos reaccionarios internos han dividido la población por su fe religiosa.

En las elecciones presidenciales de EEUU, Benedicto XVI no tiene alternativa a Obama. Mitt Romney, además de mormón, está en favor de más guerras, lo que destruiría aun más la base de la Iglesia católica. Así, el Pontífice habría soñado con alguien como Tony Blair, que tras hacer la carrera política gracias a British Petroleum alcanzó la cancillería de Gran Bretaña. Desde allí hizo el negocio de su vida con el ataque criminal al petrolífero Irak, luego se convirtió al  catolicismo y ahora es nada menos que el enviado de Paz para Oriente Medio por la Unión Europea. Manda narices.

The Vatican against the U.S.  middle east strategy

(google traductor)

The sound of a car bomb in Beirut deleted the message of peace echo of Pope Ratzinger, who asked “the silence of the guns” in his recent visit to Lebanon. The attack was against the envoy Lakhdar Brahimi’s efforts to encourage a negotiated solution to the Syrian crisis. U.S., Saudi Arabia and Turkey, meanwhile, continue to ignore these steps and arming the rebels (detached from the democratic opposition) and they are just as gross as the Assad regime. The desire for peace of Benedict XVI for this land, where almost half of the population is Christian, is due to the endless conflicts that are causing the flight of millions of Catholics, leaving empty the Middle East of its ancient religious plurality. Still, the pope is not a pacifist consistent in saying that “the sale of arms to Syria is a sin.” What is not delivering bombs to insurgents to attack? This position would not matter if it were not for the Vatican could enter the war. According to Lebanese journalist reveals Salim Al-Laouzi, in the 1970s, and by Catholic monks, the Phalange Party (born in 1930 in the image of the Italian Fascists and the Spanish Falange), looking through the Church Catholic training camps in Europe for Maronite Christian militia. Maybe it’s just a coincidence that his visit to Beirut was the anniversary of the slaughter in the Palestinian refugee camps of Sabra and Shatila in 1982, at the hands of the Phalangists, and back by Israel. Prior to Lebanon, the Pope traveled to Turkey, Israel, Jordan, Palestine and Cyprus, where the Catholic population is smaller. There was aimed to encourage parishioners to stay on their land and populate them with babies Catholics (with classical methods ban contraception, abortion and homosexuality), ask for protection for the assets of the Church and try his luck among the Orthodox demoralized. Go to a country that has one foot in the war, he became the role model: saving faith before life. The Vatican, the only religious institution with their own state-positioned directly against the warmongering policies of the U.S. and the European Union in this strategic area. His anger not only because Barack Obama has been included in the list of potential centers of “money laundering”, but because Washington’s support to Islamic extremists in Iraq, Yemen, Libya, Egypt and now Syria, has caused the mass emigration of the Christian community-some 20 million-Middle East. Memory is selective. It is agreed that in the 1980s in order to destroy the “red and atheists” and weaken the Orthodox Church located in the USSR, John Paul II was allied with the CIA, who created object to such terrorist groups Afghan Mujahideen and Al Qaeda. The desire to extend its influence throughout the world, the Holy See was increasing its tone against the USSR, and as he approached Israel to contain the spread of Islam, advocated the creation of a Palestinian state to prevent the strengthening of Judaism, another old enemy. The empire needs to expand What won the Vatican of that adventure was to take over the U.S. Republican Party, although he gave up the idea of “Catholicize Russia” and opposed Bush’s invasion of Iraq, it provoked the rise of radical Islamists and the flight of more than a million Iraqi Christians. Blows to the anxieties of the Vatican to extend its authority and the beginning of indifference between the two powers. Thereafter, “His Holiness”, the most influential man in the world, conducts its own agenda, based on the belief that the main challenge of “true religion” is to grow even more cornering Islam and build strategies for ending poverty, which humiliates humanity. It was under this pretext that invoked the Christian roots of Europe in its Constitution and opposed the accession of Turkey to the European Union. Barack Obama’s support for Islamist groups from right, does not mean that the U.S. President is a Muslim infiltrator, but excited by models of governments like Saudi Arabia and Qatar, which provide stability to their countries and ensure U.S. interests. In other cases, choose to translate the strategic vertebrates and piles of debris that will be impossible to raise its head and therefore controllable long. The cases of Iraq and Libya. Thus, millions of Christians, Jews, Muslims and atheists will be simple collateral damage these nefarious interests. The first and only defenders of equal rights for all citizens in the Middle East since the beginning of the twentieth century have been Marxists. Meanwhile, the colonialists and internal reactionary groups have divided the population by their religious faith. In U.S. presidential elections, Benedict XVI has no alternative to Obama. Mitt Romney, Mormon in addition, is in favor of more wars, destroying even the basis of the Catholic Church. Thus, the Pope would have dreamed someone like Tony Blair, who after making a political career reached by British Petroleum British Foreign Ministry. From there he made the deal of his life with the criminal attack to Iraq oil, then converted to Catholicism and now is nothing less than peace envoy for the Middle East by the European Union.