Nazanin Armanian  

De cómo los pueblos se prestan para ser esclavizados por  unos individuos embusteros

 

Publico.es

 

La “sisimanía” arrastra sin piedad a buena parte de la sociedad egipcia, llegando al patético de “nuestro amado líder”, el Kim il Sung de los coreanos. Las imágenes del mariscal Abdulfatah al-Sisi están en todas partes —en pancartas y carteles colgados de los edificios y farolas y hasta en camisetas y gorros—, muchas veces, junto al retrato del coronel Gamal Abdel Nasser, el símbolo del orgullo nacional, preparando el asalto del jefe de los golpistas al palacio presidencial. La fiebre ha contagiado hasta al presidente ruso, Vladimir Putin, quien al recibirle en Kremlin, en un gesto poco habitual en la diplomacia, expresó su apoyo al futuro presidente del estratégico Egipto.

Los “psicoanalistas de masas” aquí tienen un duro trabajo: explicar cómo decenas de millones de personas que se sublevaron contra una férrea dictadura, una parte de las fuerzas progresistas, e incluso la hija de Nasser, Hoda, la politóloga de la Universidad de El Cairo, apoyan a quien fue director de la inteligencia militar de Mubarak —implicado en los crímenes cometidos por la dictadura—, codirigió la dura represión durante la rebelión popular de 2011 . Realizaba pruebas de virginidad a las mujeres mientras abusaban de ellas, luego masacró a cientos de manifestantes, en su mayoría de Hermanos Musulmanes (HM), y de paso encarceló a decenas de críticos de la oposición socialista. Además, manipuló la Constitución para que los militares siguieran operando sin ningún control democrático.

Marx ya advirtió de que los grandes hechos y personajes una vez aparecen como tragedia y otra, como farsa. Y aquí un tramposo malabar se ha disfrazado de Nasser, el mítico líder de la Unión Socialista Árabe, para encandilar a una nación exhausta, desesperada y en busca de un salvador que le rescate del abismo. La puesta en escena incluye gestos anti estadounidense: critica abiertamente a Obama (¡por abandonar a Mubarak!) y luego aparece en el Kremlin donde Nikita Jrushchov condecoró a Nasser, con la Estrella de Héroe de la Unión Soviética.

Casi tres años de caos, inseguridad y violencia promovidos por el ejército y….

 

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