Nazanin Armanian

Público.es

Todo atentado tiene un contexto, una autoría, y unas implicaciones.

 

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El atentado del 4 de enero en la ciudad de Kerman, durante la ceremonia del cuarto aniversario del asesinato del general Qasem Soleimani por EEUU, que dejó alrededor de 300 víctimas entre fallecidos y heridos, ha tenido lugar en un contexto regional marcado por la nueva fase del plan del genocidio palestino (al menos 23.000 niños, ancianos, familias enteras, asesinadas a conciencia) y del expansionismo de Israel, que no para de bombardear Gaza, Líbano, y Siria, mientras atenta contra la vida de los lideres de Hamas, Hezbulá  miliares de la Teocracia chiita de Irán (TCHI), donde desea.

 

Un atentado lleno de incógnitas

De los 84 fallecidos, 24 eran niños de la escuela primaria, que fallecieron sin estar acompañados por sus padres y madres: habían sido llevados por las autoridades a la “excursión del martirio”,  para llenar el vacío que dejan los adultos por su rechazo hacia los eventos oficiales (los no oficiales están categóricamente  prohibidos), y12 eran refugiados afganos, que al igual que los más desfavorecidos iraníes, suelen acudir a ese tipo de ceremonias religiosas para saciar el hambre con un plato- ofrenda llamado “nazri”, que se reparte gratis.  Todos los intentos del régimen para convertirle a Soleimani en el “héroe nacional de Irán”,  arrebatar este puesto al Doctor Mohammad Mossadeq, el artífice de la nacionalización de petróleo y derrocado por la CIA en 1953 (durante la Operación Ajax para limpiar Irán de comunistas), ha sido en vano. Por un lado, el general era un desconocido para la gran mayoría de los iraníes, y por otro para la población kurda  y baluch era uno de los responsables de miles de detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones extrajudiciales.

Kerman, esa milenaria ciudad iraní, famosa por sus pistachos, alfombras y museos, y de donde Soleimani era oriundo y donde está enterrado, sigue conmovida por el terrible acto terrorista, lleno de incógnitas.

 

No se sabe qué pasó, realmente

  1. Fueron unas bombonas de butano” (para cocinar el “nazri”) que estallaron, afirmó el alcalde de Kerman, Shahram Sherbaf, que restaba importancia a lo sucedido, moviéndose en la línea tradicional de la TCHI, de despreciar la inteligencia de los ciudadanos: Demasiados “accidentes” en Irán y además siempre por culpa de su propia gente: Mahsa Amini, o la adolescente Armita Geravand que fue asesinada por las “Guardianes del velo” en el metro de Teherán, también fueron víctimas de “accidentes”.
  2.  ”64 bombas” habían sido colocadas en todo el país para detonar ese día, asegura Ali Tawakli, jefe del Departamento Judicial de las Fuerzas Armadas de Kerman: “16 de las 18 instaladas en el lugar del cementerio de Kerman y los alrededores fueron desactivados, y dos estallaron. Declaración tan surrealista (además de escupido hacia arriba) que enseguida fue desmentida por los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI).
  3. “Se trataba de dos paquetes bomba explotados por el control remoto”, afirma Tasnim, diario de los GRI, que deja en el aire si fueron detonados por los agentes para que causasen un daño menor, o fueron activadas por los terroristas.
  4. “Ha sido obra de Israel”, afirmaron, de forma mayoritario, los medios vinculados con los GRI, por las continuas amenazas del régimen de Netanyahu, que vincula el ataque del 7 de octubre de Hamas a los GRI.
  5. “Fueron dos suicidas de ISIS”, publicaron los Talibán de Afganistán en su sitio web “Al-Furqan; una versión, que curiosamente, ha sido dada por buena por EEUU, y también por la facción de la TCHI, liderada por el Caudillo Ali Jamenei, que rehúsa a un enfrentamiento directo con el país judío. El supuesto ISIS, ha reclamado, supuestamente, la autoría de la “Operación Doble Martirio”, cumpliendo lo que llaman ”la orden de Dios”, plasmada en el versículo 191 de la Sura La Vaca del Corán: ” Matadles donde deis con ellos, y expulsadles de donde os hayan expulsado”. Jamenei, que ha sido presionado por los halcones miliares para que declarase la guerra a Israel, respira aliviado, por el momento.

Pero ¿Por qué una organización islámica-sunnita, atenta en Irán, que no en Israel, que está masacrando a los palestinos musulmanes-sunnitas? Al menos que ISIS e Israel siguen manteniendo su estrecha colaboradores forjada durante la guerra contra el estado sirio. 

El sector de los GRI que busca involucrar a Irán en la guerra (por su utilidad) y se estaba quejando de que “Los misiles islámicos siguen en los almacenes, y los niños palestinos bajo escombros, ahora relacionan, sutilmente y por primera vez, a ISIS con Israel-EEUU, a pesar de que en estos años no han parado a poner medallas al propio Soleimani por “haber acabado” con estos yihadistas. No han dicho ni una palabra sobre el origen de este grupo (creado por el Pentágono en Siria durante la presidencia de Obama, como una “obra de ingeniería de guerra más asombroso de las últimas décadas), ni cómo EEUU ha montado la “guerra sunnita-chiita” para entretener y desgastar a los rivales de Israel, utilizando a los saudíes, qataríes, turcos, rusos, y ¿cómo no? a la TCHI. Uno de principales “frutos” ha sido que EEUU ha podido instalar, por primera vez, una decena de bases miliares en el país euroasiático. Es así que tanto George. W Bush, como Barak Obama, protegieron la vida del propio Soleimani de los impulsos asesinos de Israel: cuando ambos países acordaron maar al líder de Hezbulá, Emad Mughniyeh, en 2007 en el Líbano, tuvieron que suspender la operación porque estaba acompañado por Soleimani. Ejecutaron el plan en 2008 en Damasco cuando el miliar chiíta no estaba. Por su parte, el general Stanley McChrystal afirma que tuvo una oportunidad en 2007 para eliminar a Soleimani, pero no lo hizo, porque según Derek Chollet, subsecretario de Defensa de Obama (2012-2015) “Nunca hubo una decisión de ‘Tenemos que encontrar a este tipo y atraparlo’”; es más, revela Patricia Ravalgi, ex analista de Inteligencia para el Comando Central de EEUU (CEBTCOM): “deseaban que Soleimani permaneciese más tiempo fuera de Irak para evitar que le ocurriera algo”.

Le asesinó Donald Trump, presionado por Israel, y por sus celos hacia Obama (anuló buena parte de sus decisiones sobre una amplia materia). Por eso, la tan proclamada “venganza” de los ayatolás, del “ojo por ojo”, que debería haber sido asesinar a un general estadounidense o israelí, nunca ha sucedido. En su lugar, cuatro días después del magnicidio, dispararon dos misiles al avión 752 de Ucrania, a punto de despegar de Teherán con desino a Canadá, incinerando a sus 176 pasajeros, de mayoría de nacionalidad iraní. Para la TCHI, los iraníes que viven fuera, unos ocho millones huidos del error medieval de la teocracia totalitaria, son tan enemigos como Israel. En su justificación, primero, señalaron a EEUU de haber lanzado los misiles: ¿desde dónde para que cruzaran el vasto país,  llegaran a Teherán y que la defensa del país ni los destacase?; luego, y cuando EEUU publicó las imágenes de su satélite, de que los artefactos habían salido de la base de los GRI en el aeropuerto de Teherán, echaron la culpa a un soldado que había obrado por su cuenta. ¡Ambas versiones no hicieron más que aumentar la preocupación de los iraníes por “¡en qué manos estamos”!

Una curiosidad: Hasta hoy, Israel no ha asesinado a ningún clérigo de la TCHI, ni ésos a ningún israelí.

6. “Jodeshun budan” (han sido ellos mismo), o sea un atentado de falsa bandera organizado por la propia TCHI, arrasa en las redes. Argumentan lo siguiente:

- No había ni un solo ayatolá, un sólo Guardian Islámico entre las víctimas. Es más, no estaban ni en la zona “VIP”, no había ningún alto cargos del régimen central ni local (alcalde, el Imán de la ciudad), a pesar de la importancia del acto.

- La propia familia de Soleimani tampoco estaba presente en el cementerio. Sus hijas disfrutaban de un concierto religiosos en Teherán, a mil kilómetros de distancia. Que Narjes Soleimani, la hija del homenajeado dijera que “La sangre derramada en el aniversario de mi padre hará que el árbol del sistema sea más combativo y fuere”, fue regalo para los defensores de esa teoría, objeto de sus ingeniosos comentarios sarcásticos.

 

Hace unos días, el gobierno anunció la ejecución de tres hombres del régimen acusándoles de trabajar para “el enemigo sionista”. Uno de ellos, Mohsen Saravani, del cuerpo paramilitar Basich (Reclutas), trabajaba directamente con la Oficina del Caudillo. El asesinato de Seyed Razi Mousavi, comandante secreto de los GRI en Siria por Israel, el 25 de diciembre, también se atribuye a los infiltrados del Mossad.

Ali Jamenei, a pesar de sus lazos con Hamas, las amenazas directas de Israel, y el asesinato de dos a los cargos de los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI) en Siria en las últimas semanas, ha intentado contener a los halcones militares, en medio de la profunda crisis de legitimidad que vive la teocracia totalitaria, y amplias protestas de las clases rabajadoras contra el capitalismo con la supraestructura e instituciones medievales, como la omnipresente Inquisición islámica. Sabe que Occidente a ha dado por terminado el islam político que patrocinó a finales de la Guerra Fría contra la izquierda a nivel mundial. En 2023, la TCHI ejecutó a al menos 760 iraníes, entre ellos 16 mujeres y dos menores, repartiendo a demás miles de latazos. El temor a que las manifestaciones de propalestinas se volviesen en contra del régimen ha convertido Irán en el único país de la zona donde no ha habido manifestaciones como las de Turquía o Yemen.

 

¿Un atentado de Israel-EEUU?

La primera “ciberguerra” de la historia fue organizada por Obama  Netanyahu, atacando con el virus Starnux a la central nuclear de Natanz de Irán: era menos costoso (¡un billón de dólares!) que lanzar misiles o enviar tropas a Irán; también han recurrido a métodos convencionales de guerra como asesinar a varios científicos y miliares iraníes en el propio suelo del país, sin olvidar que ambos son expertos en operaciones encubiertas. Sigan ustedes la ruta que recorrió un tal Rober Ford, agente de la CIA para desmontar Irak, Siria y destruir la Revolución egipcia de Tahrir), o la Operación Susana de Israel en Egipto de Nasser en 1954 (la única que ha reconocido la autoría), para descubrir cómo el yihadismo sunnita y chiita está al servicio de los objetivos de Washington-Tel Aviv.

Implicaciones

Después del atentado, los GRI lanzaron una masiva redada, no para encontrar a las células terroristas o los agentes del Mossad, que andan por Irán como Pedro por su casa, sino a cientos de iraníes que cuestionaban la versión oficial en las redes, acusándoles de “ofender a los mártires de Kerman”: ¿Están militarizando aún más las calles del país ante el aumento de las protestas de la clase obrera (sobre todo del sector petrolífero) utilizando esa tragedia? El único beneficiario de la actual situación en la zona es la extremaderecha de varios países.

El hashtag “#BanTerroristAccounts”, exige la desaparición de los “miembros de los Tribunales de la Inquisición” en las redes sociales iraníes.

Que los ayatolás se hagan el sueco no aleja el monstruo de la guerra imperialista contra Irán: deberían presentar iniciativas de dialogo, tanto con las fuerzas políticas internas (¡todas perseguidas hasta la muere!) y la sociedad civil iraní, como con los países de la región, que no aumentar la tensión bélica, arrestando a millones de iraníes hacia la destrucción (¡para el clero hacia el “sagrado martirio por islam”).

Oriente Próximo va hacia la deriva y sin freno.

 

https://blogs.publico.es/puntoyseguido/14109/por-que-isis-atenta-en-iran