A Nicolas Sarkozy debe haberle sabido a gloria bombardear a la

población civil de Libia y participar en el linchamiento de Gaddafi para ahora tener prisa en repetir aquella experiencia contra el pueblo iraní, absolutamente indefenso y acarralado por los cuatro costados. Hoy, el presidente francés dijo que se

estaba terminando el tiempo para evitar una intervención militar en Irán y pidió a China y Rusia que apoyen nuevas sanciones para forzarlo a negociar su programa de enriquecimiento de uranio.

¿Quién es él para poner fecha a lo que sucede con otro país? ¿Dónde demonio está la ONU?