Nazanin Armanian

Ara.cat

Hoy en día, el nacimiento de un nuevo país no depende de la voluntad de sus habitantes, sino de que las potencias mundiales le reconozcan como tal. El último en ingresar en la ONU fue Sudan Sur, y no Palestina o Kurdistán.

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La lucha heroica de los kurdos sirios contra el terrorismo, las medidas sociales que tomaron en su pequeña autonomía, y la desintegración en marcha de Siria han  aumentado las expectativas de crear un Estado Kurdistán de la suma de “Rojava” y “Başur”, o sea, el Kurdistán Occidental (Siria) y el Kurdistán Sur (Irak).

Los kurdos junto con los baluches son los dos grandes pueblos de Oriente Próximo que además de carecer un estado propio, han vivido bajo regímenes despóticos. De origen medo, los kurdos se convirtieron en parte del imperio persa, cuando Ciro El Grande (s. V a.C.), de madre meda y padre persa, conquistara sus tierras. El término Kurdistán (stán, del verbo indoeuropeo astán «estar, lugar de hábitat») fue y es el nombre de una provincia de Irán desde 1150. Será en 1514, cuando Irán pierda en una guerra con los otomanos, parte de sus principados kurdos. Justo cinco siglos después, otra guerra inter-imperios  les vuelve a dividir: los kurdos del derrotado imperio otomano serán encerrados en los límites de países inventados: Turquía, Irak y Siria. La única población kurda que se salvará de represión y pobreza es la que vivirá en la Unión Soviética a la que se unieron miles de emigraron ilusionados con la Revolución Bolchevique y la llamada leninista del “derecho de autodeterminación para todos los pueblos”. En el Kurdistán rojo, por primera vez podrán estudiar “kurdología” en la universidad e investigar sobre sus orígenes, su lengua y sus apasionantes credos. En 1944, los kurdos viven otra experiencia socialista, aprovechando la derrota del fascismo: los comunistas kurdos y azeríes de Irán toman el poder y declaran sus provincias “Repúblicas Democráticas”. No tenían en cuenta el equilibrio de las fuerzas en el país, en la región y en el mundo: un año después, fueron masacrados por el ejército del Sha. Las reformas que realizaron fue de índole lingüística y administrativa, que no económica, lo que provocó la decepción y división en el seno de los trabajadores.

El nuevo mapa kurdo se traza en otra guerra imperial: la del 1991 contra Irak, el año del derrumbe de la URSS. Los señores feudales kurdos consiguieron la Región Autónoma de Kurdistán (RAK), a cambio de vender su alma al diablo, colaborando en  la agresión militar de la alianza liderada por EEUU a Irak y a la población árabe, aplastada bajo toneladas de bombas. Macabro y estúpido negocio, el de cambiar de amo y además por una miseria: a partir de ahora son sometidos a la voluntad de EEUU.

Un proyecto inviable

Para EEUU los costos de un Estado Kurdistán son mayores que los beneficios: no podría protegerle de las hostilidades de sus vecinos. Un Estado kurdo sin acceso al mar, no podría vender sus toneladas de petróleo, sin pasar por los países hostiles a la causa kurda. Además destruiría sus estratégicas relaciones con Turquía. La dictadura capitalista-religiosa de Erdogan jamás hubiera pensado que su injerencia en Siria fortalecería la posición de los kurdos (y turcos) de izquierda en el propio país. Por lo que, mientras detienen a los kurdos y bombardea sus posiciones en Siria y en Irak, negocia con Rusia para salir del pantano para centrarse en atacar a los kurdos.

EEUU, por un lado les niegan un estado y por otro les estimula a desintegrar Irak. Barak Obama, en noviembre del 2015, se negó a autorizar la declaración de independencia de la RAKI; pues hubiera agravado la crisis actual en la zona y hubiera puesto en peligro su estatus actual.

Los kurdos de Siria, que gracias a una calculada retirada del ejército de Bashar Al Assad en julio de 2013 – cuyo objetivo era dividir a la oposición y atemorizar a Turquía-, no consideran que cuando Hilary Clinton dice que “Los kurdos han sido nuestros mejores socios en Siria, al igual que en Irak”, no es un halago para una fuerza progresista. EEUU y Francia ya tienen base militar en la zona kurda siria.

Erogan, planea instalar en la zona kurda una universidad religiosa, intentando desbancar a Marx (que cohabitaba con Mahoma) en los corazones kurdos. Su Umma, oculta la lucha de clases. Prefiere kurdos armados en el monte que desarmados en el parlamento, y ahora empuja al país hacia una guerra civil.  

El gobierno de Irán, que no ha concedido ni una mínima autonomía administrativa a una docena de naciones del país, también impediría cualquier proyecto al respecto.

Israel, en la aplicación de La “doctrina de la periferia” de David Ben-Gurion  -que propone la alianza de Israel con países y grupos no árabes-, es el único país que apoya un Kurdistán sobre las ruinas de Turquía, Irán, Irak y Siria. Los líderes kurdos  confunden a sus gentes al identificar el pueblo judío con la extrema derecha que gobierna Israel, ocultándoles cómo el Mossad capturó y entregó a Abdullah Öcalan a  los militares turcos en 1999.

Los principales líderes kurdos tampoco quieren la independencia. En Irak, tras el “no” de Obama, buscan un amplio federalismo dentro de Irak; en Turquía, Ojalan, tras abandonar el marxismo a favor del anarquismo de Murray Bookchin, ha renunciado a la idea, igual que a la lucha anticapitalista. Los kurdos de Siria piden una “Confederación del Norte”, y los de Irán, ni eso. No habían levantado cabeza desde el asesinato de sus líderes en la década de 1990 en Europa, y es ahora cuando vuelven a declarar un sin sentido lucha armada contra la República Islámica.

Un Estado Kurdistán, basada en una sociedad tribal que no una nación, viviría con grandes diferencias lingüísticas, culturales, políticas y religiosas (una mayoría suní, con millones de chiíes, importantes grupos fundamentalistas de ambas corrientes, cristianos, izadies y judíos) a las que se añade lo más importante: las diferencias de clase. En la RAK, por ejemplo, la corrupción y el nepotismo de las dos familias millonarias de Barezani y Talebani que dominan la política, es monumental.  Mientras unas 70.000 kurdos viven en la pobreza, has desaparecido 1.107 millones de dólares de las arcas públicas, y el gobierno congela los salarios y encarcela y tortura a los detenidos.

Hasta hubo una guerra civil entre los partidos kurdos iraquíes en 1994 que dejó miles de muertos.

La mirada mutilada del nacionalismo etnocentrico, insolidario, y con aires de superioridad  es incapaz de entender la lucha de clases, igual que los intereses de las élites regionales y mundiales. Ha intentado vender un conflicto reaccionario e imperialista en la zona como una lucha romántica de liberación nacional, utilizando incluso la imagen de mujeres bellas y sin velo kurdas. En este escenario, donde nadie busca soluciones a la cuestión kurda, sino utilizarla, los kurdos dejan de ser jugadores de su propio destino para convertirse en peones de otros.

EN CATALA:  http://www.ara.cat/opinio/nazanin-armanian-impossible-estat-kurdistan_0_1701429848.HTML